Corrí, salí... me fui. Caminé, caminé y caminé... el hastío de mi mismo como combustible... motor sin reversa llevé.
Anduve por dispares lugares y disyuntivos momentos. Locura, manía y orgüllo indisoluble... cabeza abyecta. Y en ella ...alegrías y sinsabores, destellos de vida en un andar tangencial.
Placeres que no son placeres, suavidad que no sabe acariciar, revuelto en mis entrañas una impalpable inconsistencia itinerante como marea viceral.
Volé, salí... me fui. Floté, floté y floté... una innercia fútil que como hoja al viento solía navegar. Y así en un soliloquio adictivo me llené el corazón, donde le daba peso solo a las palabras y no a su verdadera razón... ¿de qué están hechas las ilusiones?, ¿de qué están hechos los sueños? y ¿de qué está hecho el amor?.
Paré, regresé... volví. Sentí, sentí y sentí... el corazón se me derramó en un frenesí doloroso entre angustia, tristeza y enojo llevado por un inconfundible sentimiento de anhelo... hambre de cariño, de consistencia y de plenitud. Esta plenitud, que no se encuentra sin darle cabida, la que no llegó sin saber que de mi propia carencia la que como anémico sentimental no la pude digerir.
Ahora, solo quiero vivir con sonrisa al rostro... paso a paso, mano a mano. Y con ello, mente y corazón van encuentrando conexión... alegrías burbujeantes de ilusión, realidades en manantial de sueños y luz de fuego innagotable de amor. ¡Amor rige mi vida! libérame de mis ataduras insustanciales y lléname de una fé inquebrantable por la vida que recorre en mi interior.
Corro, camino y vuelo.... ahora si, como yo quiero... con amor en mí. Corro, camino y vuelo... ahora si, ahora si.
Anduve por dispares lugares y disyuntivos momentos. Locura, manía y orgüllo indisoluble... cabeza abyecta. Y en ella ...alegrías y sinsabores, destellos de vida en un andar tangencial.
Placeres que no son placeres, suavidad que no sabe acariciar, revuelto en mis entrañas una impalpable inconsistencia itinerante como marea viceral.
Volé, salí... me fui. Floté, floté y floté... una innercia fútil que como hoja al viento solía navegar. Y así en un soliloquio adictivo me llené el corazón, donde le daba peso solo a las palabras y no a su verdadera razón... ¿de qué están hechas las ilusiones?, ¿de qué están hechos los sueños? y ¿de qué está hecho el amor?.
Paré, regresé... volví. Sentí, sentí y sentí... el corazón se me derramó en un frenesí doloroso entre angustia, tristeza y enojo llevado por un inconfundible sentimiento de anhelo... hambre de cariño, de consistencia y de plenitud. Esta plenitud, que no se encuentra sin darle cabida, la que no llegó sin saber que de mi propia carencia la que como anémico sentimental no la pude digerir.
Ahora, solo quiero vivir con sonrisa al rostro... paso a paso, mano a mano. Y con ello, mente y corazón van encuentrando conexión... alegrías burbujeantes de ilusión, realidades en manantial de sueños y luz de fuego innagotable de amor. ¡Amor rige mi vida! libérame de mis ataduras insustanciales y lléname de una fé inquebrantable por la vida que recorre en mi interior.
Corro, camino y vuelo.... ahora si, como yo quiero... con amor en mí. Corro, camino y vuelo... ahora si, ahora si.
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