El reloj sigue marcando la hora pero mi tiempo no va a su compás.
Sigo en un camino que a veces me hace dudar de mi solvencia,
en definitiva lo más difícil de esta vida... es ser uno mismo no más.
Bocas de lengua suelta y de corazones cansados me quieren tocar
con apabullantes e insesantes disparates que solo van dispar... entonces
¿porqué dejarme llevar?. Aunque sé de su estupidéz, a veces no sé.
Sigo a veces, otras me detengo... solo un poco nomás.
Es que no concibo a veces esta realidad
que de absurda incapacidad de racionar se llenan los delirios, es más
la incongruencia de la boca y el corazón... eso que se hace como verdad.
El reloj sigue marcando... y ya no sé si es la hora de mi hora,
aunque sigo caminando con cara de pescado... y ¿ahora?...¡¿qué rayos ahora?!
En definitiva lo más difícil de esta vida... es ser uno mismo.
No se puede ser de otra manera me resuena el clásico rayado.
Entonces el impulso recorre mis entrañas,
lo que va de mi cansancio harto de colchones sin resorte
y de esos delirios de enferma candidéz de las mañanas...
boca de lengua suelta y de corazón cansado que quieren tenerte.
Ahora me acuesto y reposo este cuerpo transmutado,
la luz no me brilla y la sangre pareciera no recorrerme.
Y aún así, no me es imposible hablarte en boca cerrada... y corazón perene
es lo antagónico de nuestras vidas lo que me cansa... pero nos mantiene.
Estás a un paso de morirte en los linderos de mi torrente
que en delirios sin sueño te has apagado.
Imagen: José Camilo AMBROSIO UTARD
Comentarios